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sábado, 22 de octubre de 2016

The Crow y las snuff movies




















Recuerdo cuando en 1994 se estrenó The crow (El cuervo). La película venía precedida por una expectación importante ya que durante su rodaje murió, accidentalmente, su estrella y principal protagonista: Brandon Lee (hijo del gran Bruce Lee). Esto desató todo tipo de rumores (que si la maldición de Bruce Lee había continuado en su hijo, con su muerte dictada por las triadas chinas). La productora de la película decidió terminar el film con un doble y con la ayuda de efectos digitales para sustituir a su protagonista, queriendo con ello homenajearle.

Brandon maquillándose para el personaje. Las semejanzas con el Joker son evidentes.




Pero se especulaba sobre si la escena donde moría Brandon se había incluido en el montaje final de la película (obviamente no fue así). De ser esto cierto, The crow se convertiría en una snuff movie. Esto es, una película que contiene muertes reales. Esto es algo que estaba basado también en rumores, una especie de leyenda urbana sin ninguna base real.

Este tipo de películas eran algo propio de la época del vídeo. Me explico, el formato VHS, con su menor definición y su gran cantidad de grano en la imagen, contribuía a generar esa sensación de "realidad" que (teóricamente) era inherente a este tipo de películas. En determinados catálogos, se podían encontrar fácilmente. Con la salida al mercado del DVD y, más tarde, del Blu Ray, las snuff movies han desaparecido completamente del panorama. Bueno, siempre quedarán los noticiarios, cada vez más enfocados a impactar al espectador, donde, sin ninguna ética, puedes encontrar todo tipo de asuntos desagradables. Sin filtro. Como cantaba Axl Rose en Welcome to the jungle "if you got the money, honey, we got your disease".

Todo era un ejercicio de efectos especiales extremadamente realistas.
Estas snuff movies se dieron a conocer a principios de los años '90 cuando el actor Charlie Sheen, se topó con una de las cintas de la serie japonesa "Guinea Pig" (rodadas en esos años). Esto era  todo un catálogo extremo de barbaridades sin ningún tipo de argumento. Mi amigo de adolescencia, Segio "el Gore", compró la colección y, puedo afirmar, después de haber un par, que no valía la pena, salvo que fueras un fanático por los efectos especiales (como era su caso). El caso es que Sheen llamó alarmado al FBI temiendo que fuera una película real. Se inició una investigación y la productora de las películas tuvo que mostrar cómo las habían realizado. La cosa no llegó a nada más, salvo por una polémica, en la que un asesino en serie las tenía entre su colección particular.

"Me llamo Ángela y me van a matar". Interesante punto de partida de la ópera prima de Amenábar.
Una de las películas convencionales que contribuyó a este conocimiento masivo de este tema fue el primer film de Alejandro Amenábar, Tesis (1997). Una gran película aunque, con el tiempo, ha perdido algo de fuerza y de impacto, pero que supuso un soplo de aire fresco en el cine español. En ella encontramos a Bosco, el personaje encarnado por Fele Martínez, que tenía muchas similitudes con la juventud rebelde de mi época: era un joven fascinado por el género de terror y la música extrema. La actitud, la vestimenta, la manera de hablar... todo ello estaba, en mi opinión, bastante acertada (hablo basado en mi propia experiencia personal).

Fele Martínez podría haber pasado por uno más de nuestra pandilla.

Otra película, en este caso, todo un blockbuster dirigido por Joel Schumacher, Asesinato en 8 mm (8 mm) contribuyó a difundir, aún más si cabe, en el tema de las snuff movies. El film, un convencional policíaco con una atmósfera malsana, estaba protagonizado por el hoy defenestrado Nicolas Cage (¿alguien recuerda una peli tan enloquecida como Besos de vampiro? -genial muestra ochentera de serie B con Cage a reivindicar ya, como tantos otros títulos) y por James Gandolfini, nos sumerge en un mundo oscuro pasado por el filtro de Hollywood. De nuevo, la asociación Heavy Metal (el tal Machete iba con camisetas de Danzig y era fan de esta música) y la perversión moral se hacía realidad. Algo que a mi me asqueaba personalmente. Sí, era (y soy) un fan del Heavy Metal y del Terror, pero no ningún monstruo, que quede claro.

Podría haber sido algo mejor de lo que es, un entretenimiento aceptable sin más.


Bueno, vamos a ir cerrando este somero repaso a este submundo pseudo-cinematográfico (por lo que se refiere al snuff) con un pequeño recuerdo al género Mondo, que tuvo su parte de culpa en la creencia de las películas reales. Si no, que le pregunten a Ruggero Deodato por Holocausto caníbal, que iba de falso documental y que casi le costó la cárcel.

El realismo exagerado (para la época) más las triquiñuelas que se usaron con la prensa levantaron una gran polvareda y una polémica que le llevó a Deodato a dar explicaciones y a sacar "del armario" a los actores de la película. Recordemos que eran periodistas que, al encontrar una tribu de caníbales en una isla perdida, morían, quedando las imágenes grabadas para deleite y/o escándalo del (ingenuo) público.

Antes de acabar, me gustaría volver al principio. A The crow. Una película con una gran atmósfera, un auténtico título de culto dirigido por un interensantísimo y joven Alex Proyas (el director de la genial Dark City) y con una banda sonora excelente, tanto el score de Graeme Raevell como la música Rock del disco, llena de estupendas canciones del Rock alternativo de la época (NIN, The Cure, Helmet, Rage against the machine...). Por el argumento (que se inspira en el cómic underground creado por James O'Barr) es una típica película de venganza desde el más allá, aunque está rodada de un modo diferente, con un gran estilo que influenciaría a las películas y series de super-héroes de nuestros días (con esa oscuridad y lluvia permanentes, el malo carismático y su banda de secuaces -cada uno con su estilo, el look del renacido Eric Draven...).



Para profundizar sobre ella, recomiendo el excelente programa que han perpetrado los chicos de Carne de videoclub con Paco Fox y Carlos Pacheco como invitados de excepción. Mientras escribía esto, ellos se acordaron de rememorar esta excelente película.
Alguien se quedó mi copia del disco. Una de las mejores bandas sonoras rockeras (junto con la de la mediocre película Judgement night) en mi humilde opinión

A verla y a escuchar el podcast de Carne de videoclub.














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