Fabulous!

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jueves, 17 de marzo de 2016

El regreso de Guns 'N' Roses


Estos días estoy muy excitado con la vuelta de Guns 'N Roses. En realidad, nunca se fueron del todo, pero la formación original que deslumbró al mundo del Rock en 1987 desapareció hace ya demasiados años.

No es que todos los gunners hayan estado inactivos. Es más, la banda, con el nombre de Guns 'N Roses han estado girando con Axl Rose y una banda de mercenarios, más o menos estable e, incluso, han publicado un álbum, el polémico Chinese democracy. El caso es que el 60 % de la formación original se reúne para dar varios conciertos. Esperemos que la cosa prospere y tengamos nuevos discos. Pues la magia nunca se fue.

Formación original de Guns 'N Roses, de izquierda a derecha: Izzy Stradlin (guitarra rítmica), Steven Adler (batería), Axl Rose (voz y principal compositor), Duff McKagan (bajo) y Slash (guitarra solista)
Que yo recuerde, nunca me gustó la música hasta que vi por televisión el videoclip de Sweet child o'mine, tema del álbum de debut de la banda: Appetite for destruction. El disco es uno de los mejores primeros discos de todos los tiempos. Todo un clásico en el que no sobra ni falta nada. Producido por Mike Clink y publicado en 1987 por Geffen Records, fue todo un fenómeno en su momento, aunque tardó 10 meses (cuando salió Sweet child o'mine como single) en comenzar su escalada hacia la gloria. La banda de moda, giras con los Stones, con Aerosmith, el acoso de los medios y la polémica. Desde la portada original de este primer disco, pintura original del artista Robert Williams que mostraba a un robot violador, lo que les valió la censura de la compañía de discos que les obligó a cambiarla, y de la MTV, el canal música que se negó a emitir vídeos de la banda por el mismo motivo. Lo que está claro es que nos encontramos ante uno de los mejores discos de todos los tiempos.
Portada de Appetite for destruction. Este disco cambió mi vida, pues me introdujo en la música y el ROCK con mayúsuculas. Un clásico imprescindible, un disco para llevarse a una isla desierta
Cuando vi semejante videoclip me quedé impresionado por la pinta de estos tipos en primer lugar. Pero, dejando a un lado la imagen, la música era algo que me sobrecogió. Ese riff de guitarra inmenso e irrepetible, a pesar de las veces que se ha abusado de él. Ha sonado tanto que incluso llegué a aborrecerla canción. Pero el solo de guitarra de Slash me dejó sin palabras. Desconocía que pudieran hacerse esos sonidos con ese instrumento. Simplemente era matador. Y la parte final de la canción, con ese cambio... Algo sobrecogedor en su conjunto. A partir de entonces, solo tenía en mi cabeza una cosa: esta canción. Y quería dedicarme al Rock. Fue una época de air guitar y de instrumentos con cierto parecido a una guitarra hechos de alambre, púas y madera desechada. A escondidas jugaba a imitar a Slash. Con el tiempo mi pasión no solo no decreció sino que aumentó. Y mis padres, conscientes de ello, un día llegaron con una guitarra de verdad por Reyes. Pobre instrumento que fue maltratado sin piedad para sacar algunos sonidos parecidos a algo que fuera música. Incluso llegué a aprender algunas canciones y, por supuesto, el riff de Sweet child o'mine, llegué a tocarlo de manera aceptable, al menos en mi cabeza. Era lo típico que tocabas para impresionar a una chica.

Portada original censurada realizada por el artista Robert Williams. El deseo de provocar y escandalizar estaba presente desde los inicios de Guns 'N Roses
Tras semejante debut, alabado por la crítica y por el público, además de los elogios de la gente del mundillo, el segundo disco era esperado como agua de mayo. Las polémicas de la banda no cesaban. Para calmar los deseos de los fans y de la compañía, se publicó una especie de aperitivo titulado Lies, que contenía cuatro temas de supuesto directo (en realidad, tocados en el estudio a los que se les añadió el griterío del público de un concierto de Dio), que habían sido editados previamente en 1986 en el EP Live... like a suicide, y otros cuatro temas en formato acústico, incluyendo la versión original de You're crazy (interpretada en formato eléctrico en su disco de debut). La portada era una burla de los prensa sensacionalista. El escándalo no tardó en llegar por el contenido de la letra del tema One in a million, de contenido racista y homófobo.

Genial portada para un entretenimiento más que disfrutable
En septiembre de 1991, por fin se publicó la continuación oficial de Appetite for destruction. Y lo hicieron por todo lo grande. Un doble doble disco, que se editó por separado bajo los títulos de Use your illusion I y II. Las portadas recreaban un fragmento del famoso fresco del pintor renacentista Rafael, La escuela de Atenas. El contenido musical, de nuevo bajo la producción de Mike Clink, era mucho más ambicioso y variado. Encontramos trallazos de Hard Rock explosivos, baladas melódicas, temas épicos de melodías complejas, reminiscencias de los Stones y de los Beatles... Si hubieran publicado un único álbum doble en lugar de 2 discos, estaríamos hablando de una obra maestra indiscutible. Pero el resultado final de los Illusion era una nota muy alta. En mi opinión, son pequeños clásicos de los años '90, años muy fecundos y repletos de calidad musical.

El bueno de Arnie con los gunners. Ya no estaban Steven Adler ni Izzy Stradlin, pero el éxito de la banda arrasó el planeta entre 1991 y 1993
Un cóctel variado y con grandes temas que llevó a la banda a cotas aún mayores de éxito. El hecho de la publicación de un tema en la película Terminator 2 también ayudó. El mismo Arnold Schwarzenegger homenajea a la banda en una escena del film, que reventó las taquillas de todo el mundo. Incluso fueron portada de diversos medios no musicales. Habían conquistado el mundo y se embarcaron en una gira interminable que terminó de destruir la estabilidad en el seno de la banda.


Portadas de los discos de los Illusion. Una obra muy ambiciosa que acalló muchas bocas críticas con la capacidad de la banda de componer música por su versatilidad.






Al anterior despido del batería Steven Adler (por sus abusos con las drogas), sustituido por Matt Sorum, se unieron el abandono de Izzy Stradlin y las peleas abiertas (incluso encima del escenario) entre Slash y Axl. Los días de la banda estaban contados.

El homenaje a la banda en Terminator 2
Para calmar los ánimos y poder fortalecer las relaciones entre Slash, Duff y Axl, se editó un disco de versiones, que aludía a las influencias principales de la banda, The spaghetti incident, con una portada de dudoso gusto. El resultado fue un disco más que correcto, con potentes versiones de grandes temas, algunos más conocidos y otros menos. Pero siempre, con esa mezcla de estilos que caracterizó a la banda.


Posteriormente, tras varias disputas legales, Duff y Slash abandonaban la banda. Incluso, cansados de los pleitos legales con Axl, le cedieron los derechos de uso del nombre de la banda. A partir de ahí, las interminables sesiones de grabación de Chinese democracy, el reclutamiento de una banda de mercenarios y la vuelta al escenario. Pero eso no eran Guns 'N Roses. Con la ansiada reunión de Axl, Slash y Duff (Izzy no ha querido saber nada del asunto) sí que han regresado. Esperemos que las cosas no se tuerzan y estén aquí para quedarse por muchos años. El mundo del Rock necesita una banda de este calibre, más ahora que van quedando menos por motivos forzosos.



jueves, 10 de marzo de 2016

Parajes pintorescos: el Garrobillo viejo

Vista de la iglesia con su espadaña coronando su fachada principal

Cuando vine a Águilas por vez primera hace ya 13 años me llamaron la atención varias cosas. Pero lo que me hizo establecerme aquí fue el paisaje, el entorno. Un entorno natural y salvaje, en cierto modo, propiciado por la distancia de Águilas con otras ciudades de mayor tamaño.

Recuerdo el trayecto que hice desde Santiago de la Ribera, lugar de veraneo de mi infancia y juventud, hasta Águilas. Serpenteando la carretera nacional N-332 atravesando Mazarrón, el litoral de Lorca para, finalmente, desembocar en Águilas.

Nunca había visto un paisaje natural tan bonito en mi región. Quedé mareado por el viaje, pero, al mismo tiempo, prendado de la belleza de unos parajes de apariencia inhóspita, aunque muy acogedores para los viajeros foráneos como nosotros.

El caso es que siempre hay rincones que descubrir en un territorio que, gracias a las diversas circunstancias históricas, se ha ido salvando, en mayor o menor medida, de la especulación urbanística.

Hoy solo quiero poner unas cuantas fotografías de uno de esos rincones maravillosos, que ha quedado aislado y olvidado. Pero cuando uno se aparta de los caminos más transitados, descubre una belleza modesta. Un lugar al que ir a buscar unos momentos de calma y tranquilidad en estas vidas nuestras tan agitadas y ocupadas. Esta iglesia abandonada del Garrobillo pertenecía a una finca particular y fue sustituida por una construcción moderna de tipo industrial. En el entorno se pueden ver las huellas de su reutilización como almacén de productos agrícolas y ganaderos. La misma degradación no ha afectado a su estética, al contrario, esas ruinas se alzan orgullosas de su historia y de la nuestra, del paso del tiempo: Tempus fugit.

Nada más, aquí dejos estas fotografías que espero que sirvan de homenaje a este bello paraje de la localidad que me acoge.

Desde atrás. La ruina amenaza el edificio que se impone frente al mar Mediterráneo

Vegetación típica de este paisaje árido en este rincón del Levante español

Abrevadero para el ganado con cabo Cope al fondo

De nuevo la fachada. Personalmente me evocan los Spaghetti Western rodados no muy lejos de aquí


Vista lateral (imagen superior) y trasera (sobre estas líneas) de la casona que presidía la finca

martes, 8 de marzo de 2016

La dalia negra

Uno de mis libros preferidos es La Dalia negra (The black Dhalia) de James Ellroy. Me parece una gran muestra de novela negra. El género policíaco clásico de Chandler, Hammet o MacDonald con una vuelta de tuerca que lo hace, si cabe, aún más violento y cercano a nuestro mundo. Todo ello, a pesar de que desarrolla una trama ambientada en Hollywood en los años '40.

Portada de la edición del libro de Martínez Roca en la serie Crim, especializada en la novela negra y donde se publicaron, por vez primera auténticos clásicos y obras menos conocidas. Las portadas siempre muy llamativas.
James Ellroy reconstruye un sonoro caso sin resolver. El de la aspirante a actriz Elizabeth Short, cuyo cadáver fue encontrado en un solar. Mostraba una composición muy teatral, al parecer, inspirada en la obra de artistas dadaístas y surrealistas como Man Ray, Yves Tanguy, René Magritte, Max Ernst o Hans Bellmer. El atroz crimen fue pasto de la prensa sensacionalista de la época, que vio un filón para explotar la historia de una inocente chica de pueblo que se traslada a la gran meca del cine para vivir el sueño americano y convertirse en actriz famosa.

Detalle de uno de los múltiples artículos periodísticos surgidos en torno a la historia de la Dalia negra
Elizabeth Short nunca llegó a vivir el sueño, sino que su carrera acabó truncada antes de empezar por este terrible y sádico asesinato. Al parecer, el asesino alimentó a la prensa enviando diversos documentos y pruebas, lo que convirtió el caso en un auténtico circo mediático, donde periodistas sin escrúpulos explotaron la historia llegando a bautizar a Short con el sobrenombre de la Dalia negra con el se hizo famosa después de su muerte. El nombre deriva del contraste de su blanca piel y las ropas oscuras que acostumbraba a llevar.

James Ellroy, creador de un estilo muy característico y personal dentro de la novela criminal
Ellroy estuvo obsesionado con el caso. No por el carácter truculento del mismo, tal y como expuso Kenneth Anger en su Hollywood Babylonia, sino porque su madre, prostituta, fue encontrada muerta en unas circunstancias semejantes a las de la Dalia negra.

Fue a través del arte, de la escritura de esta extraordinaria novela, que Ellroy pudo exorcizar sus demonios interiores, Así, además, despegó una gran carrera como escritor de éxito, especializado en el crimen. En su estilo, muy seco, a veces, incluso violento, mezcla una cuidada ambientación, recreada en muchísimos detalles verídicos (e incluso personajes), lo que genera un estilo cercano al del true crime.

Elizabeth Short. La gran belleza que atesoraba, junto con su  juventud, sirvieron a la prensa sensacionalista para explotar la historia truncada del sueño americano y el lado más escabroso de Hollywood
La Dalia negra no es una novela agradable. Es más, mientras se lee, y cuando se acaba, la sensación es de asco. Pero aún así, o por ello, es una obra excepcional. Se crea arte de lo más abyecto, de lo más desagradable surgido del ser humano. Una obra única que tuvo una terrible e innecesaria adaptación cinematográfica de la mano de Brian de Palma.

Otra portada de esta obra tremenda. Un libro que no deja a nadie indiferente. Un auténtico descenso a los infiernos.
El culpable de asesinar a la Dalia negra nunca fue encontrado. Pero, en los últimos años, ha surgido una teoría acerca de quién pudo ser el responsable. Y todo esto, ha venido por casualidad, al rebuscar en antiguas fotografías familiares del investigador privado Steve Hodel, que apuntan a que su padre, George, médico de profesión, pudiera ser el autor de este horrible crimen.

domingo, 6 de marzo de 2016

A propósito de Tarantino


No se puede decir que sea un gran fan del Tarantino actual. Pero tampoco soy un hater. Este blog no es para criticar, sino para alabar las cosas que me gustan y apasionan. No tengo ningún problema con Tarantino. Simplemente no me interesan mucho las películas que realiza ahora.

Recuerdo sus primeras películas: Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Jackie Brown. Hasta ahí llegó mi relación de fan. Las tres, en mayor o menor medida, tuvieron una gran importancia en mi desarrollo en unos años que viví apasionadamente. Cine de acción, serie B, Blaxploitation, actores míticos caídos en desgracia (Pam Grier, John Travolta, Bruce Willis...) volvían a nacer, artísticamente hablando.

Pero el Tarantino actual se merece todos mis respetos porque siempre hace las cosas a su manera. Es de los pocos directores de cine actuales que puede permitirse realizar lo que le de la gana sin que nadie le discuta ningún detalle. Y esto es así, porque sus películas dan dinero. Y en sus películas, ahora más que antes, se notan sus influencias. De hecho, él no lo esconde. Es un fan del cine, de todo tipo de cine. Algo que aprendió trabajando en un videoclub y viendo una película detrás de otra, de los grandes maestros y de otros géneros y autores menos reconocidos (o directamente olvidados por su carácter de artesanos del cine). Cinefilia y cinefagia unidos.



En el caso de su última película, Los odiosos ocho (The hateful eight), estrenada hace poco, reivindica, de nuevo (ya lo hizo en Django y en Kill Bill), el Western. En concreto el conocido como Spaghetti Western. A mi particularmente el Western (las películas del Oeste) me apasiona y, las europeas en concreto (muchas co-producciones europeas realizadas en suelo español con técnicos y actores de todo el mundo) son muy interesantes. En este punto, destacan las realizadas por directores italianos: los 3 Sergios (Leone, Sollima y Corbucci) destacan entre el pelotón de directores que realizaba estas películas de carácter eminentemente popular, ya que se dirigían al mercado de los cines de barrio, donde eran proyectadas en dobles sesiones. Pero también habría que mencionar a otros directores como Duccio Tessari, Tonino Valerii, Enzo G. Castellari que trabajaron en el género. Todos ellos dejaron cosas interesantes en películas de distinto valor, pero con algún detalle que las hace merecedoras de algún recuerdo positivo.

Fotograma de la famosa secuencia inicial de Érase una vez en el Oeste de Sergio Leone, una obra clave del Western épico. Sus títulos de crédito se desarrollan a lo largo de los más de 10 minutos de dura esta escena, una auténtica lección de lo que es un buen montaje.

El caso es que el Western (el Spaghetti en particular más aún) fue un género maltratado por la crítica. Pero resulta que llega el enfant terrible del cine actual (Tarantino) a enmendar las cosas. Y la apreciación del público y de la crítica cambia. Si alguien se interesa y recurre al material original (a la influencia) y no a la copia o referencia moderna realizada por el cineasta de turno, me parece genial. Porque se pone en verdadero valor la valía de esos artesanos que se dejaban la piel en rodajes leoninos y que contribuyeron a forjar el imaginario colectivo de una generación. Creando una forma muy distinta de entender un género, el Western, tan americano, que se sublimó en Europa y volvió de nuevo al cine americano. El hecho de el aclamado Iñárritu use en El renacido una base de Western (sin serlo realmente) da buena cuenta del cambio de criterio (para mejor) actual.


Arriba Clint Eastwood en un poster de Por un puñado de dólares, imagen icónica del pistolero. Abajo, Jamie Foxx en Django desencadenado en la película de Tarantino que toma el nombre de la famosa saga de Sergio Corbucci

En Los odiosos ocho, además de usar como base el Spaghetti Western (Corbucci sobre todo), hay referencias directas a una película como La cosa (The thing) de John Carpenter. Un gran clásico del Terror de los '80 con unos increíbles efectos especiales a cargo de Rob Bottin y Stan Winston entre otros. Una película de culto que fracasó comercialmente en su estreno. En lo nuevo de Tarantino, se recuperan escenas sacadas de La cosa, además de su actor principal, el reivindicable Kurt Russell, que se erige en protagonista aquí después de varios años relegado a proyectos menores. Si alguien no ha visto La cosa, que lo haga de inmediato. Pero también pone de nuevo en uso el rodaje en analógico (algo que ciertamente no ha desaparecido del todo), y utiliza un formato panorámico de 70 mm (algo más complejo de utilizar y, sobre todo, de proyectar en un cine cualquiera; esto llegó al punto de que solamente una sala de cine de toda España podía exhibir la película de Tarantino tal y como fue concebida, ya que no existen pantallas tan grandes ahora). Además del formato, se permitió el lujo de introducir un interludio, dividiendo el film en 2 mitades. Para que el público pudiera ir al aseo o lo que fuera necesario. Una costumbre que era habitual en las grandes películas épicas de los '50 y '60 (por ejemplo, en Ben-Hur o Cleopatra), pero que ha desaparecido del cine actual, a pesar de la duración de las películas actuales se ha disparado hasta casi llegar a las 3 horas. Particularmente viví el uso del entreacto en la película Nixon de Oliver Stone, proyectada en el cine Coliseum de Murcia en mitad de los años '90. Aunque creo que se debió a algún error del proyeccionista.

Y es que el cine actual está muy bien, con autores y obras mejores y peores. Pero no se ha inventado todo ahora. Antes, existió un tipo de cien que ha influenciado a los directores del presente. El que éstos, ahora reivindiquen ese cine que les marcó, es un buen motivo para indagar en ello. Seguro que se sorprenderían.


martes, 1 de marzo de 2016

Los sin nombre

Cartel español de la película
La semana pasada en TVE pasaron un pequeño ciclo en el programa Historia de nuestro cine (me parece excelente el empeño que están poniendo en dar a conocer ejemplos de una historia no tan conocida o alternativa de nuestra cinematografía) dedicado al cine de Terror y Fantástico realizado en nuestra querida España. Si bien, se escogieron algunos títulos imprescindibles (por su importancia en el desarrollo de un género que fue muy popular en un periodo determinado más que por su calidad intrínseca), me llamó la atención que escogieran esta película: Los sin nombre, una de mis favoritas por diversos motivos. Entre éstos: sería la película que dirigiera mi enfoque investigador al ámbito del cine fantástico nacional.

Balagueró preparando un plano

Los sin nombre, 1999, supone la opera prima de Jaume Balagueró, que la escribe y dirige,  y también un acercamiento a este género desde una perspectiva muy diferente de la que tuvo en su época de mayor esplendor, esto es, los años '70. Sin en los años gloriosos del llamado "terror de pipas", todo se basaba en un cóctel de sexo y sangre (eros y tánatos) muy explícito (para los cánones de la época), más de sangre que de sexo (por motivos de censura). Los resultados de este cóctel fueron variables, a veces mejores, otras peores. Pero siempre con una mezcolanza de Terror y de Fantasía, con toques de Ciencia Ficción (de cuando en cuando), que hizo que este género se denominara en España como Fantaterror. Pero esto es otra historia de la que hablaremos en otra ocasión.


Usa una novela del escritor británico Ramsey Campbell (La secta sin nombre, The nameless) escrita a principios de los '80 y le da un enfoque más contemporáneo: los años '90; y la localiza en Barcelona. Como decíamos, usa un enfoque más cercano al cine policíaco y al thriller que al género de terror puro, con una perspectiva realista que está influenciada por Seven de David Fincher, rodada unos años antes. En este sentido, destaca una puesta en escena donde abundan los colores fríos y los grandes contrastes de luces y sombras, con una fotografía realista y unas localizaciones que destacan el carácter feísta que impregna toda la película.


La trama arranca con el descubrimiento del cadáver de una niña y la asignación al caso de un par de policías. Años más tarde, uno de ellos es contratado por la madre de la niña para que le ayude, ya que ha recibido una inquietante llamada de alguien que afirma ser su hija. Afirma que está viva y retenida contra su voluntad.

Emma Vilarasau es una abnegada madre. Grandísima interpretación.

La madre, interpretada por Emma Vilarasau, sufre una agonía interior por esta turbadora llamada, que cuestiona las bases de su vida hasta entonces: una existencia quebrada por la pérdida de su hija que ya comenzaba a rehacer para poder seguir adelante. Karra Elejalde será el actor encargado de dirigir la investigación que le llevará a un mundo más oscuro y cercano de lo deseable. Con la ayuda de un periodista especializado en sucesos paranormales (interpretado por Tristán Ulloa), conocen la existencia de una secta que podría ser la responsable de este crimen.


Lo más inquietante de la película es ese tono cercano, tan realista. Los verdaderos monstruos de la sociedad no tienen nada que ver con criaturas fantásticas. Están a nuestro lado. Y sus actos son más crueles y aborrecibles que los de cualquier monstruo clásico, sea un vampiro, una momia, un hombre lobo, etc.

Impresionantes efectos especiales de maquuillaje de la DDT, una compañía puntera en esta materia en nuestro país

Otra cosa que destaca en el film es la gran calidad de los efectos especiales, en este caso realizados por los grandes especialistas de DDT. Sin embargo, la cinta no se recrea en mostrar sangre y vísceras. Lo hace todo con un toque bastante elegante que sugiere más que muestra al espectador. Me gustaría resaltar también el llamado "efecto Balagueró", un pequeño golpe de efecto consistente en insertar unas imágenes que, en principio, no tienen nada que ver con la trama, aunque sí que tienen relación con ella. Estos insertos, muy rápidos y movidos, sobresaltan al espectador, creando una sensación de desasosiego, que tendremos presente hasta la resolución de la trama. Debo señalar que este efecto ha sido mimetizado y asimilado por todo el cine de terror desde Los sin nombre en adelante, no solo en España.


Balagueró se distancia del tono sobrenatural que tiene la novela de Campbell hacia el final de la misma para centrarse en este terror contemporáneo de corte realista. En mi opinión, después de haber visto la película en varias ocasiones y de haber leído la novela un par de veces, ambas presentan semejanzas y diferencias. Si tuviera que elegir entre la película o el libro, me decantaría por el tono realista de la película. Aunque, en la novela también se dan algunos momentos de auténtico terror. Para resumir podemos decir que nos encontramos ante dos productos que se complementan perfectamente.

El argentino Carlos Lasarte interpreta a Santini. Se ha convertido en el actor-fetiche de Balagueró.

Los sin nombre fue la punta de lanza de una segunda oleada del cine de terror patrio. Esta oleada fue dirigida por la productora Filmax de Julio Fernández, que puso en marcha, un proyecto muy ambicioso de corte internacional: la Fantastic Factory. Un proyecto para realizar varias co-producciones en suelo español con algunos nombres internacionales destacados del género (Brian Yuzna y Stuart Gordon) y una serie de talentos emergentes patrios. Entre estos últimos destacaron Balagueró y Paco Plaza (ambos coautores de Rec, una de las películas más exitosas del terror nacional, que inauguró una saga con 4 títulos y que llegó a contar con la adaptación para el público estadounidense con el nombre de Quarantine). Balagueró realizaría su segunda película como director (Darkness) dentro de la Fantastic Factory y Plaza debutaría en el largometraje con El segundo nombre, una notable película en la línea de Los sin nombre. Incluso se basaba también en una novela escrita por Ramsey Campbell. Ambas películas forman un excelente doble cartel de este nuevo cine fantástico nacional que tiene varios títulos muy destacables (por ejemplo, Memorias del ángel caído sería otro título a reivindicar).

Para terminar, me gustaría dejar aquí el traíler de Los sin nombre. Si alguien se anima, no creo que se sienta defraudado. No se trata de una película perfecta, pero sí que es una interesante muestra de un género, el terror, que ha dejado algunas obras notables en la filmografía nacional, por desgracia, muchas veces menospreciadas por nuestros críticos (aunque aclamadas en el extranjeros como productos de éxito e, incluso, como auténticas películas de culto en algunos casos). Otro día, nos centraremos en el Fantaterror y en la, cuanto menos curiosa, trayectoria de la Fantastic Factory.

Recuerden: "La maldad es una llave. Abre puertas".